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martes, 13 de mayo de 2014

13 de mayo: Nuestra Señora de Fátima


El 13 de mayo de 1917, tres niños pobres y analfabetos. Jacinta, Francisco y Lucía pastoreaban sus ovejas en un campo llamado Cova de Iría en el pueblo de Fátima, Portugal.
A medio día se reunieron para rezar el rosario (ellos tenían dos cualidades que los hacían muy simpáticos para Dios: rezaban mucho a la Virgen y ayudaban a los pobres), y estando rezando, vieron que sobre el árbol cercano aparecía una señora muy bella, vestida de blanco, con las manos juntas, y una camándula en sus brazos.

Los invitó a que fueran a ese sitio a rezarle el día trece de cada mes, hasta octubre. Y los felicitó por rezar. Por seis meses se les apareció el día 13. Nadie les creía y las autoridades los echaron a la cárcel creyéndolos mentirosos. Pero los niños, aunque recibían amenazas, no dejaban de decir que era la Santísima Virgen.

Un día ella les mostró el infierno abierto y muchas almas que caen allí y les dijo “Muchas almas se condenan porque no hay quienes recen y hagan sacrificios por ellas”. Desde ese día los tres niños se volvieron mucho más santos y se dedicaron a rezar y hacer sacrificios por los pecadores.

La Virgen les anunció que si no cambia la gente su mala vida, vendrán grandes castigos al mundo, pero que si se reza  a Ella con toda devoción, Rusia se convertirá.

El día 13 de octubre de 1917 fue la última aparición. Nuestra Señora había anunciado que ese día haría un gran milagro.

Llegaron más de 100.000 personas. Llovió desde las 6 de la mañana. Todos estaban empapados, pero seguían rezando.

A medio día llegaron los tres niños. Apareció el sol y en momento las ropas de todas las personas estaban totalmente secas después de varias horas de un fuerte aguacero.

Enseguida Lucía dijo: “Miren al cielo” – Y todos vieron que el sol se venía dando volteretas hacia la tierra. Todos gritaban y pedían perdón por sus pecados. – Entonces el sol volvió a dar vueltas hacia arriba y quedo quieto. Todos vieron esto.


Enseguida empezaron los gritos. Uno decía: “Gracias, Señor, ahora veo”. Era un ciego curado. Otro gritaba “Virgencita linda, ya puedo andar”. Era un paralitico sanado. Otro exclamando “Era sordo y ahora oigo”, y miles de pecadores dejaron sus mala vida y empezaron una vida santa.

Millones de personas van a Fátima a rezar a la Virgen. La estatua de Nuestra Sra. del Rosario de Fátima está en más de 30.000 templos del mundo. Y ella recuerda a todos sus hijos lo que vino a pedir a Fátima: "Ofrecer oraciones y sacrificios por los pecadores, y dejar nuestros pecadores que tanto disgustan a Nuestro Señor".

Fuente: El Libro de la Virgen, por si la quieres amar más.

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